¿Alguién tiene información sobre la Abadía del Sacromonte de
Granada?
Pasamos toda la mañana en LA ALHAMBRA y EL GENERALIFE. Nos
asombramos con la historia, la arquitectura, el arte y el aire que se respira
en el lugar. Nos divertimos sacándonos fotos en cada esquina.
A la tarde paseamos por las teterías y subimos para el
barrio del ALBAICÍN. Nos sacamos fotos en el mirador de San Nicolás y
continuamos subiendo rumbo al Sacromonte. Hasta aquí el entusiasmo nos habitaba
debido a la belleza pictórica, los aromas, los colores, los sabores, las
personas, las callecitas y la sensación de ser las protagonistas de “Las mil y una
noches”.
Nos habíamos propuesto llegar hasta la Abadía del Sacromonte.
Eran las seis de la tarde y comenzaba a oscurecer. Cuesta arriba nos cruzamos
con dos señoras, las detuvimos para
pedirles que nos indicaran el camino que nos permitiese llegar a nuestro
objetivo. Un minuto más tarde estábamos en el sendero de ascenso a la Abadía.
Como en un cuento de terror medieval, los colores cambiaron, todo se tornó
blanco y negro. Volaban pájaros negros que supusimos que eran cuervos. A solo
unos metros un perro negro que parecía un lobo ladraba sobre la ladera del
cerro. Yo tenía toda mi piel erizada por los escalofríos que recorrían mi cuerpo. Comenzaron a caer lágrimas de mis ojos y el terror se
apoderó de nosotras.
Ingrid me dijo “te espero abajo”. Yo tenía la necesidad de
subir, no sé bien por qué, pero sabía que tenía que llegar. Me hice la valiente
y seguí subiendo y le dije a mi amiga “no te vas a quedar sola?”. “No, te
espero abajo”. No sé si fue su terror, o
su compasión por mi persona, pero a los pocos segundos, Ingrid llegó a mi lado
y juntas continuamos subiendo por el camino hacia la abadía.
Lo primero que vimos fueron unas rejas de hierro adornadas
con estrellas de David. Luego nos sorprendimos cuando vimos que en toda la
fachada de la abadía abundaba el mismo símbolo.
Las estrellas estaban de diversas maneras, adentro de
círculos, solas, agrupadas de a tres y con infinitas combinaciones.
Otra sorpresa fue ver la vista panorámica que nos transportó
hacia la antigua ciudad de Jerusalén.
Los escalofríos eran
cada vez más fuertes y las lágrimas seguían cayendo por mi rostro sin que
pudiera controlarlas.
Sentí la presencia de lo no dicho. De los secretos escondidos
detrás de los muros de la Abadía de Sacromonte. O más aun de los secretos
guardados, jamás revelados enterrados bajo esas tierras.
En los días posteriores busqué la información que arroja
internet sobre este lugar tan especial. Se habla del mito de los libros plumbeos y otras historias sobre falsos símbolos.
http://www.gibralfaro.uma.es/hemeroteca/pag_1565.htm
También están las personas que se encargan de aclarar que
los símbolos que hay en la abadía “NO TIENEN NADA QUE VER CON EL SIMBOLO JUDIO
DE LA ESTRELLA DE DAVID, sino que es el símbolo de Salomón, que es universal y
se diferencia del símbolo judío por estar dentro de un circulo que implica
protección”.
CUALQUIERA!!!!!
http://carmenurbieta.blogspot.com.ar/2010/12/la-abadia-del-sacromonte-carmen-urbieta.html
No me queda muy clara la historia de esta construcción. No
estoy suponiendo que la abadía haya sido una sinagoga judía, pero ¿quién
querría desafiar a la santa inquisición con construcciones repletas de símbolos
judaicos?
Están los que dicen que la estrella de David era un símbolo
tradicional del medio evo, sin duda así lo fue. Pero ¿tantas y por todos lados?
¿Acaso eso también era una tradición medieval?
Mi hipótesis es que alguien que pasó por ahí quiso dejar las
marcas de su verdadera identidad.
Si alguien sabe algo más, por favor compartirlo.
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