martes, 21 de octubre de 2014

Algunos consejos valiosos para desarrollar habilidades sociales


Algunos consejos valiosos para desarrollar habilidades sociales



Muchas personas vienen al consultorio y manifiestan un significativo malestar por sentirse rechazadas en el ámbito social.
Se preguntan ¿por qué yo que soy tan divina o tan bueno provoco tanto rechazo? O ¿cómo el otro se pudo poner tan mal si yo le dije todo lo que pensaba?
Se escuchan frases como “Yo siempre quiero ayudar y se lo toman a mal.” “Soy el/ la que siempre dice la verdad, alguien se lo tenía que decir.”

La idea es sanar nuestros vínculos y pensar en cómo construir algunas relaciones satisfactorias. Para ello hace falta un cambio de fondo que tiene que ver con modificar la mentalidad y aumentar las habilidades sociales. 

A continuación, algunos consejos para ganar amigos,  que son a la vez, enseñanzas y disparadores de ideas. (Tanto los consejos como los amigos)

1) "Si quieres miel no patees sobre la colmena"

En el libro “How to Win Friends & Influence People” Dale Carnegie propone algunos tips y nos invita a reflexionar sobre: ¿Cómo son nuestras críticas a los demás? ¿Cómo son nuestros juicios de valores?
Claro está que los modos, las maneras y las formas cambian los resultados.

Carnegie desarrolla un recorrido por diferentes propuestas para lograr una buena impresión en los demás. Entre ellas destaca algunas como si fueran mandamientos bíblicos:
a)     No critiques
b)     No te quejes
c)     Aprecia a los demás y elógialos sinceramente
d)     Trata siempre de comprender el punto de vista del interlocutor
e)     Interésate de manera genuina por el prójimo
f)      Pronuncia el nombre de las personas con las que hablas
g)     Escucha a los otros y aliéntalos a que hablen de sí mismos
h)     Si te equivocas, admítelo
i)      En las discusiones no intentes ganar ni tener la razón y si puedes, evítalas

2) “Todo es negociable”

La negociación es un arte. Da mucha tranquilidad el poder llegar a buenos acuerdos en donde todas las partes se sientan cómodas.
En su libro “todo es Negociable”, Herb Cohen ve al mundo como una “inmensa mesa de negociaciones en el que, nos guste o no, todos negociamos. La manera en que se produzcan nuestros encuentros cotidianos con los demás influirá en que las cosas salgan bien o suframos fracasos y decepciones”.
Dice Cohen que para iniciar una fase beneficiosa y liberada de la vida debemos asumirnos como protagonistas de la misma. Tenemos una razón para estar aquí y depende de nosotros encontrar el camino. Tenemos el poder para cambiar nuestras vidas y las vidas de los demás. Choen plantéa que todos podemos conseguir lo que queremos, pero una parte debe ayudar a los demás. Dice que la buena vida no se trata de una existencia pasiva en la que se vive y se deja vivir. Se trata de un compromiso por el que vivimos y ayudamos a vivir.
Pero ¿qué interpretamos por ayudar a vivir?

3) Ofrece tu ayuda a quien esté abierto a recibirla, pero antes pregúntate:

¿Sacarías a un pez del agua para "salvarlo" de morir ahogado? 

Cuenta una fábula que un mono estaba sacando peces de un estanque para ponerlos en las ramas de los árboles. Pasó otro mono y le preguntó por qué lo hacía, entonces el monito "heroíco" le contestó:
"Solo los salvo de morir ahogados"

Lo que para unos es comida, es veneno para otros, “el mismo sol que ciega al búho, permite ver al águila.”

Conclusión

Recuerda que todos tenemos una percepción subjetiva del mundo o realidad que va a determinar nuestras conductas. Para lograr vínculos ricos y productivos es importante desarrollar la empatía: una actitud esforzada por apreciar y comunicar a los otros la comprensión de sus sentimientos y los significados que expresan. Es fundamental que quienes nos rodean se sientan escuchados, comprendidos y respetados.

Lic. Andrea Indij

Referencias bibliográficas
Dale Carnegie , How to Win Friends & Influence People.  Harper Business
Herb Cohen, Todo es negociable. Sudamericana-Planeta


sábado, 18 de octubre de 2014

NEUROSIS ACTUALES Y NEUROPSICOSIS DE DEFENSA

NEUROSIS ACTUALES Y NEUROPSICOSIS DE DEFENSA




El presente artículo se centra en las definiciones psicopatológicas de la histeria que Freud elabora en 1894-95. Y en el objetivo de distinguir las psiconeurosis de las neurosis actuales.


Las neurosis
Las neurosis rara vez se presentan en estado puro.
En sus primeros escritos, Freud utiliza el término neurosis mixtas, para referirse a las neurosis caracterizadas por la coexistencia de síntomas que provendrían de neurosis etiológicamente distintas.  Por ejemplo cuando los síntomas psiconeuróticos se asocian a síntomas actuales (Freud, 1895).

Lo que define a las psiconeurosis es la defensa, es decir, las diferentes maneras que tiene el YO de defenderse en la neurosis. El sufrimiento neurótico deviene de las representaciones inconciliables para el YO. Las representaciones se caracterizan por tener un contenido y estar ligadas a un afecto.
Las representaciones inconciliables implican un conflicto para el sujeto. El YO  se defiende de estas representaciones, generando la defensa.
La defensa consiste en el esfuerzo por desalojar la representación inconciliable, cuyo destino es el inconsciente, a través del mecanismo de represión.
El afecto queda estrangulado y según el tipo de neurosis encontramos diferentes destinos:
1)     El cuerpo, en la conversión histérica
2)     Cargas representacionales nimias, en la neurosis obsesiva
3)     Representaciones de las cuales se huye, en la fobia
Freud va a distinguir las psiconeurosis de defensa de las neurosis actuales.
La causa es sexual en ambos tipos de neurosis, pero en el caso de las neurosis actuales, debe buscarse en desórdenes de la vida sexual actual y no en acontecimientos importantes de la vida pasada (Freud, 1896). La etiología de las neurosis actuales es somática y no psíquica a diferencia de las psiconeurosis. Este factor sería en la neurosis de angustia, la falta de descarga de la excitación sexual, y en la neurastenia, un alivio inadecuado de la excitación sexual.
El mecanismo de formación de los síntomas sería somático (por ejemplo, transformación directa de la excitación en angustia) y no simbólico (Freud, 1894).
Psiconeurosis
Las psiconeurosis son afecciones psicógenas cuyos síntomas son la expresión simbólica de un conflicto psíquico que tiene sus raíces en la historia infantil del sujeto y constituyen compromisos entre el deseo y la defensa. Las formas clínicas son la neurosis obsesiva, la histeria y la neurosis fóbica (Laplanche, 1967).
En las psiconeurosis la etiología está en el pasado y hay procesamiento psíquico.

Neurosis actuales
Son un tipo de neurosis que Freud distingue de las psiconeurosis:
a)     El origen de las neurosis actuales no debe buscarse en los conflictos infantiles, sino en el presente;
b)     Los síntomas no constituyen una expresión simbólica y sobredeterminada, sino que resultan directamente de la falta o inadecuación de la satisfacción sexual.
En las neurosis actuales la etiología está en el presente y no hay mecanismo psíquico. No tienen procesamiento psíquico.

Primeramente Freud incluyó en las neurosis actuales, la neurosis de angustia y la neurastenia, y más tarde propuso añadir la hipocondría (Laplanche, 1967 p.240).

Freud va a decir que el método psicoanalítico es efectivo solo para las neurosis de defensa.
En las neurosis actuales los síntomas no proceden de una significación susceptible de ser aclarada (Freud, 1895)

La histeria
Los Estudios sobre la histeria han constituido la base de las investigaciones de psicopatología en los inicios de la teoría psicoanalítica. Su estudio ha permitido grandes avances en el desarrollo del cuerpo conceptual (Vinet, 2013). 
La neurosis Histérica ofrece cuadros clínicos de amplia variedad. Las dos formas sintomatológicas más definidas son la histeria de conversión, en la cual el conflicto psíquico se simboliza en los más diversos síntomas corporales, y la histeria de angustia, en la cual la angustia se halla fijada a un objeto exterior (fobias). (Laplanche, 1967)
Histeria de defensa: (1894/1895) una forma de histeria que Freud caracteriza por la actividad de defensa. Se da frente a las representaciones inconciliables que pueden producir displacer.
Histeria hipnoide: una forma de histeria ligada a los estados hipnoides, donde encontraría su origen. Las representaciones que aparecen durante estos estados quedan por fuera de la consciencia y forman un grupo psíquico separado que tiene efectos patógenos. Es un término que Freud inventa para diferenciarse de Breuer  (para Breuer todas las histerias son hipnóides).
Histeria de retención: En esta forma de histeria los afectos no han podido ser descargados por abreacción  por circunstancias externas.

Freud menciona que los síntomas histéricos desaparecían enseguida y sin retornar cuando se conseguía despertar con plena luminosidad el recuerdo del proceso ocasionador; convocando al mismo tiempo el efecto acompañante, y cuando luego el enfermo describía ese proceso de la manera más detallada posible y expresaba en palabras el afecto (Breuer y Freud, 1893 p. 32)
Freud, en la conferencia número 17 distingue entre el enfoque de la psiquiatría clásica y el del psicoanálisis al plantear que hay un sentido oculto detrás de los síntomas. Y que los mismos, guardan relación íntima con la vida del sujeto que los produce, al igual que los sueños, los actos fallidos y el resto de las formaciones de compromiso (Freud, 1916).
El analista trabajará para ayudar al sujeto a explorar y desentramar la vivencia particular del pasado que desplegó el síntoma. El sujeto irá cargando de afecto  las representaciones a medida que desentrama el tejido que lo llevará a recuperar la escena en la que la idea estaba justificada y la acción respondía a una meta. (Conferencia 17)

Lic. Andrea Indij



Referencias bibliográficas

Freud, Sigmud; J. Breuer;  obras completas, estudios sobre la histeria.  Amorrortu 2013.

Laplanche, Jean; diccionario de psicoanálisis. Paidos 2012.


http://www.altillo.com/examenes/uba/cbc/psicologia/psico2011resconfer17.asp


miércoles, 15 de octubre de 2014

Resiliencia



 Resiliencia


La búsqueda de sentido existencial, aún en las peores circunstancias, es siempre posible. Frankl pudo observar que cualquier hombre podía, incluso bajo tales circunstancias, decidir lo que sería de él –mental y espiritualmente-, pues aún en un campo de concentración puede conservar su dignidad humana (Frankl, 1946).
Es decir, aún en terribles circunstancias físicas y psíquicas “el hombre puede conservar un vestigio de la libertad espiritual”, a través de la cual siempre podrá ejercer la última de sus libertades: “la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino” (Sánchez Escalada, 2008, p. 22).
La resiliencia es un concepto que en física designa la capacidad de un cuerpo para resistir una fuerza y que fue tomado por las ciencias sociales para definir el poder de las personas para sobreponerse a la adversidad –resistir- y desarrollarse positivamente -rehacerse- (Cyrulnik, 2003).
La forma en que se percibe al ser humano se ha modificado con las investigaciones sobre la resiliencia: de un modelo de riesgo, basado en las necesidades y la enfermedad, se ha pasado a un modelo de prevención y promoción basado en las potencialidades y recursos propios del sujeto o a su alcance (Sánchez Escalada, 2008, p. 24).
Pensar en resiliencia, como señala Emiliano Galende, “es pensar a un individuo no como víctima pasiva de sus circunstancias, sino como sujeto activo de su experiencia”. Resiliencia implica volver a la vida, a pesar de la herida.
Es decir, en el abordaje se plantea tanto el por qué del desarrollo de una enfermedad como el por qué de su no desarrollo frente a iguales circunstancias externas. He aquí, el rol protagónico de un ser humano que da una respuesta (Acevedo, 1996, citado en Sánchez Escalada, 2008, p. 24).
La resiliencia es un proceso en el que el sujeto teje una trama entre la parte “sana” de sí mismo y el entorno social. Cuando hay una dificultad, el entorno puede o no, ayudar a “curar la herida”.
La persona resiliente adquiere recursos internos desde sus primeros meses de vida ante las agresiones, heridas, carencias que va experimentando; y en ese recorrido importa el significado que le da a las mismas y la posibilidad de poder hablar de ellas. Es decir, esta capacidad se crea en función del temperamento individual, del significado cultural y del tipo de sostén social del que dispone (Cyrulnik, 2003).
Si concebimos la resiliencia como una capacidad que se desarrolla relacionalmente a través de la interacción entre la persona y su entorno -interjuego entre lo intrapsíquico y lo intersubjetivo-, debemos considerar que depende de factores genéticos, adquiridos y acontecimientos posibles (Cyrulnik, 2005).
En consecuencia, es un proceso dinámico, de adaptación positiva y activa en contextos de adversidad; sustentado sobre un vínculo fundante con un otro significativo que facilita el desarrollo de los denominados pilares de la resiliencia: la toma de conciencia, la independencia, el desarrollo de relaciones satisfactorias con los demás, la capacidad de elegir compañeros con buena salud mental, la iniciativa, la creatividad, el humor, y la ética (Cyrulnik, 2005).

RESILIENCIA Y SUBLIMACIÓN
Existe relación entre resiliencia y sublimación pero hay una diferencia. En el caso de la sublimación, se trata de un mecanismo que surge cuando una pulsión es amenazante para la integridad del Yo y para no romper un vínculo, el sujeto hace un desvío a través de algo socialmente aceptado y valorado como el arte, el conocimiento, etc. La resiliencia se diferencia en que el origen no es una pulsión inaceptable para el Yo sino que se trata de una necesidad del sujeto de “rehacerse” (Cyrulnik, 2005).
Ciertamente, las situaciones traumáticas son las que requieren una elaboración psíquica posibilitada por la capacidad resiliente del sujeto. Freud elaboró las primeras conceptualizaciones sobre memoria y hechos traumáticos después de la guerra de 1914-1918, en el tratamiento de los sueños repetitivos de los veteranos de guerra austriacos (Sánchez Escalada, 2008).
La guerra permitió a Freud teorizar acerca de una oposición entre pulsión de vida y pulsión de muerte, la compulsión a la repetición y los mecanismos defensivos de acción: represión, desplazamiento, condensación, tanto en vigilia como en las experiencias oníricas (Sánchez Escalada, 2008).
Explica así que los sobrevivientes que no logran articular una narración sobre su experiencia traumática serán invadidos por recuerdos negativos. Asimismo, describe que el olvido es una forma, económicamente necesaria, de disolver aquella parte intolerable para el sujeto. Aunque parezca un chiste, debemos Recordar que el Olvido es también parte de nuestra Memoria (Sánchez Escalada, 2008).

Lic. Andrea Indij

Referencias Bibliográficas
Cyrulnik, B. (2003). Los patitos feos, la resiliencia una infancia infeliz no determina la vida. Editorial Gedisa, 5ª edición. Barcelona, España.
Cyrulnik, B. (2005). Bajo el signo del vínculo. Editorial Gedisa. Barcelona, España.

Frankl, V (1946). El hombre en busca de sentido. Ed Herder. 1996 (Más de 20 reediciones) [Original de 1946]. Versión online disponible en: http://biblio3.url.edu.gt/Libros/2012/LYM/el_HomBuSen.pdf
Sánchez Escalada, L. (2008). Secuelas en víctimas de traumas políticos: Procesos psicosociales y clínicos de resiliencia en españoles supervivientes del Holocausto. Asociación Cántabra de Conflictología y Victimología. Recuperado de: http://www.geocities.ws/apicv1/ArtHoloc.pdf

martes, 14 de octubre de 2014

Holocausto, Genocidio y Shoá. Sobre conceptos y definiciones.



SHOÁ

Sobre conceptos y definiciones


En esta nota pretendo delimitar algunos conceptos que erróneamente son utilizados como sinónimos.

Holocausto, Genocidio y Shoá son conceptos que merecen distinción, dado que no son sinónimos.

Constituye un error frecuente, emplear el término Holocausto para referirse a todas las acciones antijudías realizadas por el régimen nazi entre los años 1933 y 1945. Entre ellas: despojar a los judíos alemanes de su estado legal y económico durante los años  ´30, segregar y hacer morir de hambre a los judíos en todos los países ocupados; llegando a exterminar aproximadamente a seis millones de personas del pueblo judío europeo.
Sin embargo, nombrar el exterminio sistemático del pueblo judío como Holocausto encubre una significación que no refleja la dimensión ni las características de este capítulo nefasto de la historia de la humanidad.
Este término significa literalmente todo quemado. Este vocablo se utilizó tradicionalmente para referirse a los rituales ligados al sacrificio y ofrendas de animales. Holocausto es un término bíblico que significa “sacrificio por medio del fuego”, connotando rituales antiguos de naturaleza religiosa.
Muchos autores consideran que esta denominación es inaceptable, dado que el término holocausto aplicado al asesinato de los judíos a manos de los nazis implicaría que los judíos se ofrecieron voluntariamente al fuego, que era una ofrenda a la divinidad y que ello “lavaría” sus pecados. Claro está, eso no fue así. Me surge la pregunta: ¿Los judíos como ofrenda de los nazis a algún dios? ¿A qué dios?
En el Testamento Hebreo, Holocausto designa un tipo de sacrificio u ofrenda ritual.
 A causa de esta acepción es que diversos historiadores prefieren usar el término hebreo Shoá, pues nombra una acción perpetrada por seres humanos sin referenciar un acto de carácter ritual. El uso del término bíblico Shoá describe un cataclismo, un viento violento que destruye y aniquila, denota un acontecimiento indescifrable e incalificable.
El primer registro de la noción de Shoá data de 1940, Cuando el comité Unido de Ayuda a los Judíos de Polonia publicó un folleto en Jerusalén, titulado Shoat Iehudéi Polín –La Shoá de los judíos de Polonia-, en el que se incluían artículos y relatos de testigos sobre la persecución del judaísmo de Europa oriental desde el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
En tanto que el concepto de genocidio desde sus orígenes ha sufrido diferentes formulaciones y ha planteado diversos debates en torno a su categorización, desarrollándose un campo específico de estudio: los “genocide studies”.
El término fue acuñado por Lemkin, en 1944. Se trata de un neologismo compuesto por el prefijo griego genos –raza, tribu- y el sufijo latino cidio –aniquilamiento-. Lemkin lo definió como “la aniquilación planificada y sistemática de un grupo nacional, étnico, racial o religioso, o su destrucción hasta que deja de existir como grupo”. Esto abarcaba la destrucción inmediata o incipiente de los elementos básicos de la existencia de un grupo, tales como el idioma, la cultura, la identidad nacional, la economía y la libertad de sus integrantes.
En 1948, la ONU creó la Convención para la Prevención y Castigo del Delito de Genocidio, definiéndolo como “la intención de aniquilar a un grupo étnico, nacional, racial o religioso como tal, en forma parcial o total”

Conclusión:
Holocausto, Shoá y Genocidio comparten la crueldad del hombre en contra de otros de su misma especie, pero hay diferencias conceptuales entre estos tres términos que demuestran que utilizarlos como sinónimos constituye una falacia de sentido.

Lic. Andrea Indij