Resiliencia
La búsqueda de sentido
existencial, aún en las peores circunstancias, es siempre posible. Frankl pudo
observar que cualquier hombre podía, incluso bajo tales circunstancias, decidir
lo que sería de él –mental y espiritualmente-, pues aún en un campo de
concentración puede conservar su dignidad humana (Frankl, 1946).
Es decir, aún en
terribles circunstancias físicas y psíquicas “el hombre puede conservar un
vestigio de la libertad espiritual”, a través de la cual siempre podrá ejercer
la última de sus libertades: “la elección de la actitud personal ante un
conjunto de circunstancias para decidir su propio camino” (Sánchez Escalada,
2008, p. 22).
La resiliencia es un
concepto que en física designa la capacidad de un cuerpo para resistir una
fuerza y que fue tomado por las ciencias sociales para definir el poder de las
personas para sobreponerse a la adversidad –resistir- y desarrollarse
positivamente -rehacerse- (Cyrulnik, 2003).
La forma en que se
percibe al ser humano se ha modificado con las investigaciones sobre la
resiliencia: de un modelo de riesgo, basado en las necesidades y la enfermedad,
se ha pasado a un modelo de prevención y promoción basado en las
potencialidades y recursos propios del sujeto o a su alcance (Sánchez Escalada,
2008, p. 24).
Pensar en resiliencia,
como señala Emiliano Galende, “es pensar a un individuo no como víctima pasiva
de sus circunstancias, sino como sujeto activo de su experiencia”. Resiliencia
implica volver a la vida, a pesar de la herida.
Es decir, en el abordaje se plantea
tanto el por qué del desarrollo de una enfermedad como el por qué de su no
desarrollo frente a iguales circunstancias externas. He aquí, el rol
protagónico de un ser humano que da una respuesta (Acevedo, 1996, citado en
Sánchez Escalada, 2008, p. 24).
La resiliencia es un proceso
en el que el sujeto teje una trama entre la parte “sana” de sí mismo y el
entorno social. Cuando hay una dificultad, el entorno puede o no, ayudar a
“curar la herida”.
La persona resiliente
adquiere recursos internos desde sus primeros meses de vida ante las
agresiones, heridas, carencias que va experimentando; y en ese recorrido
importa el significado que le da a las mismas y la posibilidad de poder hablar
de ellas. Es decir, esta capacidad se crea en función del temperamento
individual, del significado cultural y del tipo de sostén social del que
dispone (Cyrulnik, 2003).
Si concebimos la
resiliencia como una capacidad que se desarrolla relacionalmente a través de la
interacción entre la persona y su entorno -interjuego entre lo intrapsíquico y
lo intersubjetivo-, debemos considerar que depende de factores genéticos,
adquiridos y acontecimientos posibles (Cyrulnik, 2005).
En consecuencia, es un
proceso dinámico, de adaptación positiva y activa en contextos de adversidad;
sustentado sobre un vínculo fundante con un otro significativo que facilita el
desarrollo de los denominados pilares de la resiliencia: la toma de conciencia,
la independencia, el desarrollo de relaciones satisfactorias con los demás, la
capacidad de elegir compañeros con buena salud mental, la iniciativa, la
creatividad, el humor, y la ética (Cyrulnik, 2005).
RESILIENCIA Y SUBLIMACIÓN
Existe relación entre
resiliencia y sublimación pero hay una diferencia. En el caso de la
sublimación, se trata de un mecanismo que surge cuando una pulsión es
amenazante para la integridad del Yo y para no romper un vínculo, el sujeto
hace un desvío a través de algo socialmente aceptado y valorado como el arte,
el conocimiento, etc. La resiliencia se diferencia en que el origen no es una
pulsión inaceptable para el Yo sino que se trata de una necesidad del sujeto de
“rehacerse” (Cyrulnik, 2005).
Ciertamente, las
situaciones traumáticas son las que requieren una elaboración psíquica
posibilitada por la capacidad resiliente del sujeto. Freud elaboró las primeras
conceptualizaciones sobre memoria y hechos traumáticos después de la guerra de
1914-1918, en el tratamiento de los sueños repetitivos de los veteranos de
guerra austriacos (Sánchez Escalada, 2008).
La guerra permitió a
Freud teorizar acerca de una oposición entre pulsión de vida y pulsión de
muerte, la compulsión a la repetición y los mecanismos defensivos de acción:
represión, desplazamiento, condensación, tanto en vigilia como en las
experiencias oníricas (Sánchez Escalada, 2008).
Explica así que los
sobrevivientes que no logran articular una narración sobre su experiencia
traumática serán invadidos por recuerdos negativos. Asimismo, describe que el
olvido es una forma, económicamente necesaria, de disolver aquella parte
intolerable para el sujeto. Aunque parezca un chiste, debemos Recordar que el Olvido es también parte de nuestra Memoria (Sánchez Escalada, 2008).
Lic. Andrea Indij
Referencias
Bibliográficas
Cyrulnik,
B. (2003).
Los patitos feos, la resiliencia una
infancia infeliz no determina la vida. Editorial Gedisa, 5ª edición.
Barcelona, España.
Cyrulnik,
B. (2005).
Bajo el signo del vínculo. Editorial
Gedisa. Barcelona, España.
Frankl,
V
(1946). El hombre en busca de sentido. Ed Herder. 1996 (Más de 20 reediciones)
[Original de 1946]. Versión online disponible en: http://biblio3.url.edu.gt/Libros/2012/LYM/el_HomBuSen.pdf
Sánchez
Escalada, L. (2008). Secuelas en víctimas de traumas políticos: Procesos psicosociales y
clínicos de resiliencia en españoles supervivientes del Holocausto. Asociación
Cántabra de Conflictología y Victimología. Recuperado de: http://www.geocities.ws/apicv1/ArtHoloc.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario