miércoles, 2 de junio de 2021

El pasivo-agresivo

 

  • Raúl y Jimena están empezando a conocerse. Ya son varias las veces que Raúl le comenta a Jimena en momentos de intimidad, lo hermosa que le parece su mejor amiga y le hace saber que le gustan “todas las mujeres del universo”.
  • A Pamela le encanta bailar salsa; pero desde que está en pareja con Nicolás, dejó de ir a las “salseras” ya que a su novio le da celos. Para el cumple de Pamela, ella invita a sus seres queridos a una cena y luego las amigas le proponen ir a bailar al que era su lugar favorito. Ella mira a Nico esperando su aprobación y él le dice que, si, que vaya. Esa noche, cuando regresa a su casa, Nicolás la ignora por completo y así ocurre por las siguientes dos semanas. Al otro mes, la mejor amiga de Pamela festeja su cumpleaños. Nicolás le dice que la va a acompañar; pero un rato antes pierde el tiempo y tarda tanto en prepararse que llegan a la fiesta cuando está terminando.
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    • Cuatro estudiantes se juntan para preparar un trabajo para la facultad. Romina propone una idea y todos parecen estar de acuerdo. Sin embargo, Laura se resiste a desarrollar el plan. Cuando pactaron hacer la propuesta de Romina, todos dijeron estar de acuerdo; per a la hora de hacer su parte, Laura no cumplía con los plazos, llegaba tarde a las reuniones y redirigía el trabajo para un terreno muy diferente al acordado en un principio.

     

    • Ana no se siente bien, está con muchas náuseas y se siente muy débil. Su marido, Martín, la ve recostada en la cama y de repente decide poner la música a todo volumen, ignorando completamente a su compañera. El individuo pasivo-agresivo puede mostrar indiferencia, hostilidad y castigo hacia la persona que meta-comunica algún comportamiento pasivo-agresivo. Suena como un trabalenguas ; pero es así de real.

       

      Veamos: Si alguien le expone el conflicto, se rehúsa a hablarlo. Lo negará o hará como que no existe. Hay una desconexión entre lo que la persona dice y lo que hace, ya que no verbaliza lo que le molesta; pero sí lo expresa a través del enojo, la hostilidad e indiferencia. El orgullo y el miedo le impiden expresar sus necesidades de manera asertiva.

       

      Suele decir que todo está bien; pero luego hay una discrepancia entre sus palabras y acciones.

       

      Vamos a diferenciar dos estilos diferentes de comunicación pasivo-agresiva:

       

      Por un lado está la comunicación pasivo-agresiva abierta. Son ejemplos: el tratamiento silencioso, el hombro frío y la ley del hielo

       

      Por otro lado la comunicación pasivo-agresiva encubierta. Procastinación. llegadas tarde, cancelaciones de último momento y olvidos recurrentes, son comportamientos más sutiles que generan mucha confusión en el receptor y lo llevan a la pregunta de “¿Estaré siendo muy susceptible?” “¿Seré yo el que está equivocado?”

      Cuando una persona transmite un mensaje en un canal de comunicación; pero en otro dice otra cosa, nos encontramos ante lo que los psicólogos denominamos "dobles mensajes", tema del que hablamos en una columna anterior. El problema aquí es que el receptor no va a saber a qué canal prestarle atención. Posiblemente entre en una disonancia cognitiva, es decir en un estado de confusión y parálisis en el que su cuerpo registra la alarma de la incoherencia e incongruencia.

       

      Es que el doble mensaje es un espacio sembrado en el que el receptor sabe que el emisor está queriendo decir algo, pero el receptor no lo va a poder demostrar, ya que si al manipulador se le dice algo, va a decir que el receptor sobredimensiona, que no tiene sentido del humor y que exagera.

       

      Las personas pasivo agresivas se valen de un estilo de comunicación indirecta, opaca, sucia y perversa.

       

      Por ejemplo: Aunque Fabián le diga a Claudia que le gusta, que le encanta estar con ella, que es increíble y la mejor en la intimidad; simultáneamente le dirá que no sabe lo que quiere y que tampoco sabe si puede tener una relación seria con ella. Claudia intenta justificar su actitud y lo espera; pero está atormentada porque en su interior siente que a él, ella no le importa. Esa sensación se anestesia cuando está con él; pero Fabián aparece y desaparece como un conejo de la galera. Hasta que un día Claudia decide navegar hacia aguas más calmas porque se da cuenta que es ella la que no quiere estar con alguien que duda tanto, ya no le gustan los que dan tantas vueltas ni los que tienen tantos miedos y “escudos”, porque ahora sabe que el amor es sólo para los valientes.

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