Todos los narcisistas patológicos aplican el ciclo de abuso como proceso de victimización para lograr el vínculo traumático de traición con su presa: Bombardeo amoroso, Devaluación (ataque), Descarte y “Hoovering”.
En las columnas anteriores hablamos de la etapa de la “luna de miel”, de cómo el reforzamiento intermitente vuelve a la víctima codependiente, les contamos qué es el gaslighting, la triangulación, la ley del hielo, el hombro frío, el tratamiento silencioso; la difamación y el aislamiento; y aprendimos quiénes son los monos voladores.
Luego de todas estas técnicas, viene una etapa fulminante: El descarte.
El descarte es una fase humillante. Aquí el narcisista deja a la presa en un estado de agonía. Se siente medio viva, medio muerta y con la dignidad totalmente aplastada.
Todas las etapas mencionadas se repiten como un patrón recursivo, es por eso que en lo sucesivo la persona vive en tensión permanente y llena de ansiedad. En los momentos de bombardeo de amor, tiene la ilusión siniestra de que algo cambió. Siente que el ser bondadoso de los primeros tiempos regresó; pero el cuerpo registra que una olla se está por destapar en cualquier momento. Entonces empieza a hacer contorsiones para no molestar a su ser amado. Tratando de no decir nada que lo pueda perturbar, intentando no hacer nada que le pueda molestar. Perdiendo la libertad de pensar, de decir y de hacer lo que siente. Sin registrar que esto es violencia emocional. Y que es una trampa ya que el narcisista no hace sus juegos macabros como consecuencia de las acciones de su víctima. Ellos siempre se las ingeniarán para encontrar motivos que justifiquen sus técnicas de manipulación.
Mientras tanto, la persona se encuentra una vez más con la inminencia, llorando por los rincones, confundida, angustiada, sin comprender que está metida en medio de un tsunami. Y así, el manipulador justifica otro descarte.
Los narcisistas hacen muchos descartes y la víctima hace micro duelos. Esto le genera un estado de alerta crónico. Estos descartes siempre derivan en el “Hoovering” (que desarrollaremos en una nota posterior).
En las charlas con los lectores que se comunican a nuestras redes, hay algunas preguntas frecuentes:
¿Siempre vuelven los narcisistas?
¿Existe un descarte final?
¿Siempre tienen otra fuente de suministro antes del descarte?
La respuesta a estas preguntas es SÍ:
Siempre tienen otra fuente de suministro antes del descarte. O la tienen antes o enseguida. Ellos siempre necesitan idealizar a alguien para luego repetir el ciclo devaluando a su nuevo suministro.
Mientras tengan algo para parasitar, o combustible para extraer, regresan aun después de meses o años. A excepción de que ya sepan que ya fueron descubiertos no tienen ninguna chance de entrar en la vida de su antigua víctima.
Ese habrá sido el descarte final.
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