En la novela “El Mago de Oz”, L. Frank Baum crea unos monos con alas que pegadas a sus hombros les posibilitan el vuelo; siendo seleccionados por La Malvada Bruja del Oeste para que la ayuden a destruir a la protagonista.
Algunos investigadores sobre narcisismo patológico acuñaron el término “Monos Voladores” para referirse a los integrantes del séquito que los narcisistas necesitan para obtener combustible.
Los monos voladores serán los que se encarguen de la campaña de difamación, infligir daño, llevar y traer información, pronunciar las calumnias e injurias, y esparcir los rumores por todos los entornos y territorios de la presa; logrando anularla y desprestigiarla con un alcance inimaginable para la víctima quien sufrirá un dolor irreparable debido al daño causado.
Los monos voladores, son los que llevan la carga pesada, es decir que se ensucian por el narcisista. Ellos logran que la presa se sienta sola y que tenga dudas sobre su propia integridad; porque hay todo un grupo en contra de la víctima que comienza a sentirse aislada cuestionándose su propia percepción de la realidad. Ellos son los cómplices del proceso de victimización, una extensión del narcisista, y muchos de ellos serán los gerentes de la campaña de difamación para avergonzar a la presa, acosarla, agredirla, expandir el chisme y crear intrigas.
Cumplen, con la voluntad del narcisista.
Vamos a clasificar a los monos voladores en diferentes categorías, a saber:
Gente ingenua o monos voladores “naif”:
No pueden ni imaginar lo que es un ciclo de abuso narcisista (no perciben el ataque que está recibiendo la víctima). Niegan la existencia de gente malvada en su círculo y re-victimizan igualando a la presa con su agresor. Suelen decir: “Son dos adultos que no se llevan bien”.
Gente tóxica o monos voladores “interesados”:
Son personas que gozan con el chisme. Tienen problemas con la integridad. Algunos buscan favores del narcisista, que puede ser estatus, algo a su conveniencia o la destrucción de la víctima.
Otros simplemente le temen de manera consciente o inconsciente al abusador y lo apoyan, ya que se ven amenazados por lo que les podría quitar si no responden a sus anhelos.
Es muy importante evitar compartir información personal con estas personas.
No te sientas mal por haber intentado dialogar con algunos seres queridos sobre el abuso narcisista. No es tu culpa que no te comprendan y es imposible no sentirte decepcionado y angustiado. No sabemos cuánto va a durar esta etapa; pero lo que sí sabemos es que no tienes que probarle a nadie que sos un ser único y maravilloso.
Huye de quienes lo pongan en duda.
No reacciones, no pelees, no discutas, no hagas nada. A ellos no les interesa escucharte. Ellos ya tienen sus conclusiones bien cerradas. Esto puede ocurrir en un entorno laboral, a nivel intrafamiliar o en cualquier ámbito, así que empieza a hacerte la idea de juntar tus ladrillos y transportarlos a otro lado para poder construir tu propio grupo de apoyo. Siempre habrá alguien que te crea sin pedir nada a cambio.
Y recuerda que este tamizado trae oculto un gran regalo: podrás reconocer quiénes son tus verdaderos amigos, tus aliados.
Cuando entres en el proceso de recuperación, estés fuerte y sepas quién es quién podrás revincularte con algunos familiares que no supieron escucharte, ya que tu amor es verdadero, y al verlos con sus limitaciones podrás aceptarlos.
Siempre cuidándote de sus personalidades.
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